A la hora de escribir, vosotros sois la mejor fuente de inspiración. Vosotros, las personas a cuya intimidad tengo la suerte y el privilegio de asomarme semana tras semana. De vosotros aprendo tanto… Y con vosotros aprendo tanto, porque yo soy el primero que me tengo que hacer a veces reflexiones como la siguiente:
¿ Hace cuánto tiempo que no le preguntas cómo está?
Hace unos días hablaba con una pareja que van bien, mucho mejor gracias a Dios. Una de las cosas claramente recuperadas es la comunicación, más fluida, más frecuente. Y con eso han vuelto a ser más compañeros, a estar juntos en lo que hacen, en la educación de sus hijos, en todo.
Pero yo siempre trato de ir a más con ellos, procuramos no quedarnos en la meseta y mirar hacia la siguiente cumbre. Y les preguntaba si entraban en conversaciones más de fondo, acerca de cómo se sentían y como estaban, de lo que pensaban sobre temas de mayor calado. Ante eso la respuesta… parece que les cuesta todavía.
Yo les decía:
“ En realidad es hablar igual que hablamos aquí”
Quería decir entrar a los temas que son fundamentales para su vida de pareja. Que son los que yo les pongo delante. Pero eso a veces nos asusta hacer eso por nuestra cuenta, nos desconcierta, no sabemos ni por dónde empezar, con frecuencia más los chicos que las chicas debo decir.
Pues bien, en realidad es muy sencillo, se trata de sin más, ponerte frente a él, frente a ella y preguntarle:
¿Cómo estás?
Y a partir de ahí dejar fluir la conversación.
Y escuchar, escuchar bien con atención, con interés.
Y preguntarte a ti mismo por qué dice eso, por qué lo dice así.
Me despido, ya tenéis un buen modo de empezar por si acaso os costaba.
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